viernes, 7 de noviembre de 2014

Al final de la calle.

''Mis zapatillas...¿Cómo lo hacen? me desplazan hacia donde yo quiero, es algo mágico'' Esta reflexión y muchas más, imagino, que se encontrarán en el último trago de todas las botellas de alcohol. Bueno, en el último o penúltimo, porque ya pienso en estas cosas y aún me queda otro más, el último de esta noche... ¡Allá voy! me arrimo la boca de la botella a mi boca y noto como la primera gota amarga de whisky toca mi lengua, junto a esa diminuta gota entra el resto, lo necesario para saber que no me gusta, pero aun así he sido dueño toda esta fría noche de esta chica con el pelo castaño.
Intentar seguir una línea recta en mi estado es un reto que, creo yo, pocos consiguen, pero aun me concentro, voy poco a poco y, sin saber por qué, abandono esa línea, lo vuelvo a intentar y la vuelvo a abandonar...creo que por esta vez ha ganado el reto y el bordillo de la calle gana mi presencia, me siento en él y coloco a mi lado la botella, la luz de la farola parpadea. Parece ridículo, pero podríais imaginaros perfectamente mi situación: típica escena de película en la que aparece el pobre borracho, tirado en el suelo, botella en mano y aparentemente hace un gran frío. La calzada está empapada y un coche me salpica a su paso. Miro hacia el lado y me doy cuenta de que hay un banco. Por un segundo, en mi cabeza ronda la idea de tirarme en él, pero pensándolo mejor, ¿Para qué? Quizás mi vida valga muy poco. Quizás solo merezca arrastrarme por el suelo...

viernes, 17 de octubre de 2014

Memorias de un ascensor.

Hola, me llamo Robyn, tengo 27 años y estoy encerrada en un ascensor. Las circunstancias por las que creo he llegado a esta situación te las narro en las siguientes líneas.
Hoy ha sido un día normal, me he levantado a las 6:30 am, me he preparado y he ido a trabajar, vivo en el piso once del gran edifico ''Pala'' conocido en toda la ciudad como el edificio más grande, con casi treinta y siete pisos, y digo casi porque el último no está terminado y por lo tanto no es habitable, pero los treinta y seis restantes son tan normales como una manzana.
Para bajar al portal es obvio que utilice el ascensor, siempre voy con la hora justa y bajar tantas escaleras es algo que ni me planteo.
Cuando llego al portal siempre saludo al portero, el señor Derek, la persona mas elegante que conozco, siempre con traje y corbata.
-Buenos días señor Derek, a lo que él me responde..."-Buenos días señorita. No olvide sonreir para completar este magnífico día. 
Yo le sonrío y salgo del edificio. Cruzo tres manzanas hasta que llego a la boca del metro. Como cada mañana, una chica bastante mona toca un violín y yo recompenso su gran talento con una injusta y pequeña propina. Bajo las escaleras, introduzco el billete y en el mismo instante que emite un pitido paso al otro lado de la puerta. Llego al anden y me siento en un banco. Allí me coloco los cascos y dejo que la música seduzca lentamente mis oidos. Miro a mi alrededor, comprobando que siempre encuentro a las mismas personas: el grupo de chicas que se dirigen hacia el colegio, la señora que  siempre grita a su teléfono, el hombre que viste traje negro y corbata roja, el grupo de deportistas y el señor del sombrero y el abrigo marrón. Y justo cuando miro al frente para sumergirme de nuevo en la melodía, me sorprende una cara nueva. 
Esa mañana se encontraba frente a mi un chico. Seguramente podría decirse que era un chico normal pero a mi me había llamado la atención algo. Aun no había descubierto el qué cuando él miró hacia mi y al comprobar que me encontraba mirándole fijamente, levantó la mano. Mis mejillas se enrojecieron en 3 segundos e instintivamente agaché la cabeza. ¿Qué era lo que me pasaba? Era una persona a la que no conocía y me había llamado demasiado la atención. Veía en él algo diferente y en las horas posteriores no logré que saliera de mi cabeza. Solo deseaba que al día siguiente se encontrara en el mismo lugar y a la misma hora...

¿Te atreves a seguir esta historia? Pues visita esta pagina y entérate de como.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Primera Historia. Yo, ser invisible.

Me levanto de la cama y lo primero que hago es ponerme en frente del espejo, pero no se para que lo hago, si no puedo verme, es lo que tiene ser invisible, a veces como mejor me divierto es moviendo objetos cerca de las personas, pues se asustan, si eres invisible sabrás que es algo muy divertido. Aunque mi hermano Jorge es una persona visible, me puede ver, de hecho es la única persona que me puede ver.
Llaman a la puerta ¿Quién será? En verdad no me importa ya que no me verá. Jorge abre la puerta. Esa persona ha entrado en casa, me asomo al salón y me sorprende no conocer a ese tipo. Me acomodo en un sillón justo en frente de él y Jorge lanza hacia mi una rápida mirada. Obviamente el invitado no nota mi presencia.... Jorge ofrece al invitado algo para tomar. Entonces mira hacia mi posición y por un momento está a punto de preguntarme, pero reacciona a tiempo y se levanta para dirigirse a la cocina. El invitado se extraña de lo que acaba de ocurrir y se queda fijamente mirando a donde yo me encuentro. Cuando Jorge regresa con dos tazas de café, el invitado continúa mirando hacia mi. Por un momento pienso que me puede ver cuando dice: "Jorge... Me gusta mucho ese cuadro que tienes en la pared". Respiro aliviado. 
Me había parecido por un instante que volvía a ser yo, de carne y hueso; todavía no me había acostumbrado a esto de ser invisible, aunque a veces me divertía, moviendo objetos, colándome en sitios, o incluso espiando a la gente, pero, lo que de verdad quería era volver a ser el mismo de antes, sobre todo para volver a estar con ella, la echaba tanto de menos...ella...la persona que había ocupado mi pensamiento desde hacia tres años. La conocí en el instituto y, desde el primer momento, supe que era especial. No me hizo falta hablar mucho con ella para darme cuenta de que compartíamos muchas inquietudes. Tuve que echarle mucho coraje para romper mi timidez y romper el hielo. Sólo estábamos juntos en algunas clases como Lengua o Historia, pero a ambos nos fascinaba todas las historias que se relataban en ellas. Un buen día la profesora propuso hacer un trabajo sobre el Holocausto nazi y formó los grupos...Yo crucé los dedos... y la suerte me esquivó
de nuevo. De nuevo, si, porque la suerte siempre me ha abandonado más rápido de lo que viene. No es que pensara que un trabajo sobre el Holocausto fuera el marco perfecto para unas tardes románticas pero la
expectativa de su presencia hacía maravilloso cualquier momento. Maldita mi suerte.

¡ESTA HISTORIA ESTÁ SIENDO ACABADA! PERO PUEDES SEGUIR ESTA OTRA

viernes, 26 de septiembre de 2014

¡Hola mundo!

Me enorgullece enseñarle al mundo este proyecto al que le llevo dando muchas vueltas desde mucho tiempo, al menos 4 años desde la idea principal, pero nunca supe como llevarla a cabo y si iba a tener buena acogida, así que, me he dicho a mi mismo que ya es hora de parar de soñar y ponerse a crear.

¿De que va este proyecto? Es lo mas sencillo del mundo, crear historias, cosas tan normales que puede hacer todo el mundo pero, esta vez todo el mundo crea una historia ¿Me entiendes? se trata de cada uno ponga unas líneas a una historia que ni yo mismo se como va a acabar.

Pero vamos, que las presentaciones estas son un rollazo y todo el mundo lo sabe, así que menos hablar y mas escribir, ¿Qué te parece si empezamos la primera historia?